Hay algo más importante que la lógica: la imaginación.
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I traveled though the atmosphere as a wall of feedback climbed.
The pegs were gold, the band was old, they played in half time.
Now every dream gets whittled down just like every fool gets wise.
You will never reap of any seed deprived of sunlight.
So I have become the Middleman.
The gray areas are mine, the in-between.
The absentee is a beautiful disguise.
So I keep my footlights shining bright just like I keep my exits wide.
'Cause I never know when it's time to go, it's too crowded now inside.
The dead can hide beneath the ground and the birds can always fly,
but the rest of us do what we must in constant compromise.
So I have become the Middleman.
The gray areas are fine.
The "I don't know," the "maybe so"
is the only real reply.
It is the only true reply.
Busqué la pequeña y antigua taberna, en la que nada había cambiado desde mi primera estancia en esta ciudad hace unos veinticinco años, también la tabernera era todavía la de antes, y algunos de los parroquianos de hoy estuvieron ya entonces sentados aquí, en el mismo sitio, ante los mismos vasos. Entré en el modesto cafetín, aquí podía uno refugiarse. Ciertamente que era sólo un refugio como, por ejemplo, el de la escalera junto a la araucaria; aquí tampoco encontraba yo hogar ni comunidad, sólo hallaba un lugar de observación, ante un escenario, en el cual gente extraña representaba extrañas comedias; pero al menos este lugar tenía en sí algo de valor: no había muchedumbre, ni mesas de madera sin tapete (¡ni mármoles, ni porcelona, ni peluche, ni latón dorado!), y ante cada uno, un buen vaso, un buen vino fuerte. Quizás este par de parroquianos, a todos los cuales conocía yo de vista, eran verdaderos filisteos y tenían en sus casas, en sus viviendas de filisteos, pobres altares domésticos con ídolos de buen conformar; quizá también eran mozos solitarios y descarrilados como yo, tranquilos y meditabundos bebedores, de quebrados ideales, lobos de la estepa y pobres diablos ellos también; yo no lo sabía. De cada uno de ellos tiraba hacia aquí una nostalgia, un desengaño, una necesidad de compensación; el casado buscaba la atmósfera de su época de soltero, el viejo funcionario, la reminiscencia de sus años de estudiante; todos ellos eran bastante taciturnos, y todos eran bebedores y preferían, lo mismo que yo, estar aquí sentados ante medio litro de vino de Alsacia a oír una orquesta de señoritas.
Escrito por Xabier a las 25 de Julio 2007 a las 08:00 PM