7 de Mayo 2007

Los cambios

Al llegar el verano, él y ella rompieron, pero continuaron siendo buenos amigos a pesar de ello.

Cuando el curso comenzara de nuevo, él continuaría estudiando ahí, pero el otro no.
El último día de clase fue memorable, comieron ponche y pasteles y se despidieron jurando no dejar de ser tan buenos colegas como eran.

Las vacaciones sirvieron para quedar con todos los colegas un día sí y otro también. Hacer el tonto, reirse entre ellos, conocerse y darse buenas ostias. Ese era el plan.

Con el comienzo de las clases llegó un horrible día para ella en el que dejó de vivir el presente. A partir de entonces, ella se convirtió en la chica que viviría en el pasado durante muchos años. Echaba de menos el curso anterior, no le gustaban las nuevas costumbres. De pronto se dejaron de hacer todas esas tonterías que a ella la divertían.
El resto de la gente parecía ser ahora de otra manera, un poco más idiota en su opinión. Las vacaciones fueron muy instructivas para todos esos amigos que ahora eran mucho más maduros, más guays y más estúpidos en general. Sabían un montón sobre todos los temas. La super madurez de los 16...
Un ejemplo de esto eran las fiestas que cada semana se hacían en casa de aquel tío gordo que lideraba el grupito. Cada viernes era igual, el mismo panorama. Echaba un vistazo y todo le parecía un poquitín más penoso que antes: El chico de la camisa de cuadros del que se reían todos, que vagaba como un fantasma por todas las habitaciones y fingía estar mazo de pedo y mazo de fumado mientras anunciaba sin parar: ''Voy mazo de pedo, oh, voy mazo de fumado''; el grupo formado por sabios pajilleros, que hablaban pausadamente sobre temas realmente maduros y trascendentales; las tías aburridas que formaban un círculo alrededor del aberrante anfitrión de la casa, que bailaba horriblemente en calzoncillos subido en una mesa... La depresión que le entraba al pobre idiota tras haber hecho el ridículo, sus lloriqueos por no tener no tener novia, los cotilleos, las puñaladas por la espalda...

Todos parecían ser muy amigos, pero ella no tardó en odiarles por haber cambiado de esa manera.

Él y el otro pasaban de todo esto y siempre que podían aberraban a los demás en un intento de que se dieran cuenta de lo cutres que resultaban actuando de esa manera.
Se sentaban en el sofá y miraban. Era difícil verlo desde fuera y no mofarse del que fingía pedos y echaba el aliento a la gente, de los horribles y patéticos bailoteos del gordo, del tío pseudo-profundo que abría conversación a la gente con temas que le quedaban inmensos, del tipo narizón que le copiaba, de la que ponía cuernos a diestro y siniestro... De todos ellos.

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Se levantaban asqueados e intentaban huir de aquello volviendo al barrio.

De éstos normalmente se decía que seguían un juego de chiquillos en el cual ninguno de ellos iba a entrar. Ya eran mayorcitos para esas tonterías.

Unos maduran, otros se estancan.

Escrito por Xabier a las 7 de Mayo 2007 a las 06:00 PM
Comentarios

Jajajajaja X_DDDD
me parto!!! XD

Escrito por Rogeman a las 8 de Mayo 2007 a las 08:52 PM

Prefiero estancarme y oler mal como el agua de un charco que "madurar" y volverme un gilipollas.

Nos vemos este finde en el barrio colega.

Escrito por Larr a las 8 de Mayo 2007 a las 09:44 PM

Pues no te estanques ni apalanques y vente(con todos) mañana a las 2 a quimicas a estar en el cesped mientras de fondo hay unas clases de malabares y acrobacias.
A mi me apetece mazo participar,pero que no hace falta plan para quedar con este solete!
Ah y no olvideis quee....voy to moko ,tio!

Escrito por Maldades a las 10 de Mayo 2007 a las 07:51 PM
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